El obispo diocesano convocó a los presentes “no claudicar en los intentos por construir la nación” y a hacerlo, desde cada lugar, derrotando los individualismos y comprometiéndose por el bien común.
En un nuevo aniversario de la Declaración de la Independencia de nuestro país, y como es habitual Monseñor Ariel Torrado Mosconi celebró el Te Deum en la Catedral diocesana, ante autoridades municipales y provinciales, religiosas, establecimientos escolares e instituciones de la comunidad.
En su homilía el prelado exhortó a los presentes a no claudicar por los desalientos cotidianos en la búsqueda de construir la nación y a hacerlo rompiendo con los individualismos y comprometiéndose, cada uno desde su lugar, por el bien común. Para ello, profundizó en los conceptos de la Oración por la Patria, una oración que propuso la Iglesia en otros momentos difíciles de la Nación.
En primer lugar resaltó que “las divisiones y las grietas, que se siguen ahondando cada vez más, y el agobio por la incertidumbre sobre el futuro” son heridas que “sólo se curan por la renuncia al egoísmo y el bálsamo de la solidaridad”. Justamente por ello convocó a los presentes a comprometerse por el bien común “que sana la raíz de nuestros males” y erradicar el individualismo,“enfermedad socio cultural que nos viene afectando desde hace décadas y ante la cual no parece que estemos reaccionando y que va minando nuestro interés por lo comunitario, la cosa pública, la auténtica participación política y social”.
Durante su mensaje se proclamó una vez más contra la despenalización del aborto, al que calificó como “un verdadero retroceso en la evolución humana” y a una forma de exclusión no menos peligrosa que otras. Asimismo motivó a los fieles a “tener pasión por la verdad” que “nos salva de los relatos mentirosos que no nos dejan ver los problemas reales que nos aquejan y por tanto no nos permiten encontrar el remedio para nuestras dolencias”.
En este sentido, el prelado exhortó a los presentes a trabajar mancomunadamente “en nuestro pago chico en todo lo que esté a nuestro alcance” y a lograr consensos y proyectos sostenidos a través de un “diálogo lúcido, franco y magnánimo que esté a la altura de las circunstancias”.
Por último hizo un firme llamado a todos los ciudadanos de bien “a ponerse de pie, a no bajar los brazos ni a claudicar, y a dejarnos orientar por la Virgen María hacia un futuro con humildad y con esperanza”.