La castración no sólo reduce el riesgo de abandono y sacrificio de animales, sino que además aumenta la esperanza y la calidad de vida.
En las hembras reduce el riesgo de padecer cáncer de mama y de útero. También evita infecciones de útero y formación de quistes y tumores en los ovarios, además de embarazos psicológicos.
En los machos, la castración evita tumores de próstata, testículos y glándulas anales. También reduce el riesgo de padecer prostatitis.
En general, con la castración se evitan comportamientos agresivos asociados al marcaje, reducimos el riesgo de fuga y evitamos la transmisión de enfermedades congénitas como la displasia de cadera.