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viernes, 26 abril, 2024

100 años de la historia de la infusión en Argentina

El té artesanal de Doña Irma fue uno de los presentes en la 33° Fiesta Nacional del Té en Misiones.

 

(Por Mónica Gómez)

El té es un producto con historia y tradición: al saborearlo, se intuye un universo cultural que emerge de una práctica ancestral. Es una infusión que nos habita, nos comulga, esa pausa que nos cobija y ampara.

El periodista especializado Carlos Vedoya Recio en su portal digital Frontera Jesuita recrea lo poco que se conoce del origen de este cultivo y sobre los mitos que hay en torno a los hermanos pioneros en la producción de té en Argentina. En 1923, el inmigrante ucraniano Wladimiro Hnatiuk cultivó las primeras semillas de té en su chacra de la localidad misionera de Tres Capones. El paquete llegó al pequeño pueblo del sur de Misiones, lindero con Corrientes y Brasil, traído por su hermano, el sacerdote ortodoxo Tijón. Esas raíces fueron el inicio de una producción téalera que hoy, un siglo después creció hasta convertirse en una de las más importantes del país.

Con motivo de la celebración del centenario en la localidad de Campo Viera, -cuenca tealera y capital Nacional del Té-, del 17 al 19 y del 23 al 26 de febrero, comenzaron los festejos con la 33° Fiesta Nacional del Té. Allí, los productores y elaboradores promocionaron sus marcas y se realizaron catas de diferentes variedades de tés que se cultivan en Misiones. El objetivo de esta fiesta fue dar visibilidad a este sector que reivindica los procesos de valor agregado en origen y el desarrollo de la agroindustria. Además, se llevaron a cabo distintas actividades para promover el consumo interno y dar a conocer toda la cadena productiva de este cultivo industrial y de exportación.

La línea de té artesanal de Campo Viera Doña Irma presentó su línea en hebras cosechadas a mano. La dueña, Irma Fraga, contó que desde 2015 están elaborando té de manera artesanal secado al sol, libre de agrotóxicos. Este emprendimiento que junto a su Esposo Tito comenzó con la elaboración del té negro, hoy cuenta con cuatro variedades y blends.“Soy hija de inmigrantes brasileños y españoles y no era de tomar té ni mate, tomaba café. En cambio, la familia de mi esposo llegó a Campo Viera para producir té desde Alemania, fueron los primeros en asentarse en esta zona y ya conocía el cultivo”, indicó Irma.

Ella recuerda que a partir de una venta pudo conocer a una maestra de té taiwanesa que le enseñó sobre el mundo de la ceremonia y las infinitas sensaciones por explorar en cada sorbo. “Al principio elaborábamos solo té negro, pero con ella aprendí a producir distintos sabores como un blanco, un Oolong, un verde y también a cosechar flores de té y seleccionar las hebras con los tallos. Cuando la especialista probó el té misionero argentino en hebras, no lo pudo creer: decía que no había ni una diferencia con los japoneses o los chinos”, explicó Irma.

Dentro del pequeño lote de dos hectáreas y media donde Irma y Tito producen de manera artesanal se ofrece el servicio de Casa de Té. La experiencia abarca desde la cosecha hasta el empaquetado. “Hacemos visitas guiadas: los interesados pasan a la plantación a ver la brotación, les explico sobre la planta. realizan la cosecha manual, volvemos a la casa a desayunar y cuando termina el circuito los llevó a que conozcan mi árbol milenario, un Seibo muy hermoso. Luego empaquetan su producción y se la llevan. Para la degustación hace falta reserva previa”, informó.

El té en hebras es el producto madre para la tea blender y la variedad Oolong -hebras de color azul, cuyo nombre provenie del chino, significa: Té del dragón negro-, es el preferidos de los amantes de esta bebida: “A mi esposo no lo cambias del té negro; en cambio para mi el más exquisito es el Oolong Azul que tiene como característica un corte en los pasos del proceso. El negro se cosecha, se marchita, enrula, se oxide al 100% y se seca; en cambio el que a mí me gusta tiene cosecha, deshidratación, corte de oxidación el cual no llega a 85%, enrulado y secado”, señaló.

Esta apasionada productora reconoció que la fiesta es el marco para enseñar al público a conocer y beber este magnífico producto que se elabora en Argentina y que se exporta al mundo por no haber tanta demanda. “Tenemos una excelente genética en los cultivos y muchos expertos acompañan la trazabilidad, garantizando un té nacional de calidad. Desde nuestro lugar todos los días tanto mi esposo como yo recibimos, explicamos, servimos y preparamos todo para la degustación. Para mí lo más importante es que cada visitante se lleve como recuerdo un aroma y un sabor que los ligue a esta tierra colorada donde el té tiene su lugar privilegiado”, concluyó Doña Irma.

*Crédito: Registro histórico y fotográfico Frontera Jesuita

*Instagram Doña Irma: la_casa_del_te_cv

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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