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viernes, 29 marzo, 2024

Nepotismo: ¿Y por casa como andamos?

El efecto derrame del affaire Triaca pone al Intendente Barroso ante la necesidad de  actuar frente al nepotismo local, un estigma del que casi ningún político, cualquiera sea su color partidario, zafa.   

(Por  Juan Manuel Jara)

 

                El affaire Triaca abrió una caja de Pandora e instaló nuevamente el tema del nepotismo. La resolución del presidente Macri la complicó aún más. Es que el PRO se “liquida” solo, porque “boquea” de más, queriendo ser más papista que el Papa, vendiendo una imagen impoluta que no puede sostener, terminan haciendo lo mismo que decían que no iban a repetir y, a la hora de resolver, pretenden salir oliendo a rosas, algo que en política es imposible.  

                La solución de Macri huele más a choripán de tribuna que a una decisión meditada. Recordemos que el tema del nepotismo fue eje de campaña de Cambiemos en 2015 y, cuando llegaron al poder, hicieron lo mismo que criticaron a los anteriores, o sea, sumaron familiares a la administración pública. Ahora, en vez de hacer lo que dicta el sentido común, o sea echar a Triaca (Pregunta: ¿con qué autoridad se sienta este ministro frente a empresarios a exigirles que cumplan con las leyes laborales… cuando él no lo hizo?) Macri lo mantiene y arrasa indiscriminadamente con familiares aunque algunos de ellos estuvieran trabajando en el Estado desde antes de su administración. Ahí se muestra que la medida  es claramente un golpe de efecto, como mínimo, poco meditado.  De hecho, ¿qué culpa tiene la esposa de Triaca que hace más de 10 años que está en el Estado? Imagínense la charla familiar en casa del ministro esa misma noche. Cambiemos, y en especial el PRO, dice hacer un culto de la ética. Pero no lo sostiene con los hechos.

                Como era de esperar, Larreta y Vidal se cuadraron tras la orden de MM, pusieron cara de situación (que les encanta) y comenzó la sobreactuación, como si nadie de ellos supiera que tantos familiares de actuales funcionarios trabajaban en el  Estado. Y así condicionaron a sus intendentes. Algunos, rápidos de reflejos,  se sumaron. Otros hicieron la “Gran Felipe Solá”, para ver si surfeaban la ola hasta la orilla de la tranquilidad.

                ¿Y por casa como andamos? Que pregunta. Mariano Barroso pretende ser un alumno ejemplar de la Gobernadora Vidal (que dicho sea de paso, le dio un tirón de las orejas al Intendente en su reciente visita a 9 de Julio, pero eso será tema para otro momento). Prolijo con los números, ahora está obligado a  hacer algo que lo incomoda y que también se lo reclaman, según pudimos confirmar, varios de los suyos: actuar, decidir, dar la cara. Porque el tema lo toca de cerca,  muy de cerca.

                Pero no es el único incómodo en la actual administración comunal. Porque el nepotismo en 9 de Julio existe, pero no desde ahora, desde siempre. Días atrás, un posteo tempranero se virilizó rápidamente por nuestra ciudad. En ese mensaje de whatsapp con estilo de página de romances  farandulescos  de revista del  corazón, estaban ejemplificados algunos casos puntuales del gobierno de Barroso. Es cierto, nada que no se supiera. Arrancaba con el mismo Intendente, que tiene a su esposa Julia Menéndez  en una posición que ahora lo incomoda (y a varios de la propia tropa desde hace rato, según comentaron fuentes del Palacio Municipal) y que debería ser ejemplo a seguir. Aquella frase de “la mujer del Cesar no solo debe ser, sino parecer” es lo que se debería primar…pero hasta ahora parece que no. Además, figuraba la tía de Julia, María del Carmen Fernández, nombrada por Barroso en Desarrollo Social local y Mariangeles Menéndez, hermana de la Primera Dama que, para ser justos, trabaja en la Municipalidad desde la gestión anterior y que hoy no estaría de buenas migas con su familia “política”.

                En ese posteo también aparecían el concejal Paolo Barbieri y su esposa Eve Labandeyra  que es la titular del Anses local; la hermana de la concejal  María José Gentile que fue nombrada  Jefa del Pami local; Ricardo Merlo, Secretario de Obras Publicas, tiene a su esposa, Cecilia Viegas, comandando  la Secretaría de Trabajo; el concejal Fernando Valinoti y su hija Florencia, Jueza de Faltas, y Marisa Poratti, hasta diciembre titular del Consejo Escolar, que tiene a su hija, Italia Fabiano, en la Dirección de Medio Ambiente. Estos son los casos que estaban en ese posteo que finalizaba con un “continuará”. Y claro, porque faltaron otros casos. Por ejemplo, el del Jefe de Gobierno Jorge Della Rocca que no solo tiene a su mujer en la salita de primeros auxilios de Diamantina, sino también a su cuñado en una dependencia de Obras públicas. Incluso el diputado Mauricio Vivani, otro que compite asiduamente por “el macrista del mes”, nombró a su hermano como su secretario. Evidentemente, la tentación es grande y los principios flojos de papeles.

                Es cierto, Macri igualó todos los casos, lo cual, en rigor de la verdad, es injusto. Hay algunos en una zona gris. Incluso, hay casos que más allá del vínculo, vienen desempeñando una buena labor en sus puestos. A modo de ejemplo, es sabido el buen trabajo que realiza Eve Labandeyra en el Anses, que inclusive es muy común verla atendiendo en Mesa de Entradas. Pero a todos los casos les cabe las generales de la ley, esa ley que el mismo Partido utilizó como eje de campaña. Si los cargos iban a ser concursados, mínimamente deberían ser coherentes con eso. Por lo que se ve, todos enarbolan el “haz lo que yo digo, no lo que yo hago”. También es válido el tema de tener gente de confianza en puestos clave. Requisito indispensable para poder tener gestión.

                La lupa cae siempre sobre el partido gobernante. Pero los que hoy  son oposición tampoco se salvan. Por eso el llamativo silencio. Bueno, en realidad es entendible. ¿Por qué? Acá cabe re versionar la frase bíblica: “El que esté libre de familiares en el Estado que tire la primera piedra”. Porque el nepotismo no le cabe solo a los que son gobierno. Implica a todo aquel funcionario que aprovecha para colocar, introducir, un familiar en el Estado, en cualquier dependencia y/o jurisdicción. Y en rigor de la verdad es una práctica usual. Como dijimos, Cambiemos lo sufre porque se presentaron como el “cambio” pero terminan padeciendo las consecuencias de autoponer  la vara tan alta, hasta para ellos mismos. Seamos sinceros: el que puede acomodar o hacer entrar a un familiar al Estado lo hace sin pestañar. Por el motivo que sea. Del Partido que sea. Algunos plantean la falta de gente propia de confianza, otros que hay que meter militantes, ninguno habla de lo que debería ser lo más importante: la idoneidad.

                 El concejal Guillermo “Grillo” Rodríguez nombró a su hermano Martín como secretario de su Bloque. Además, su mujer es empleada de Anses. Otro caso, otro concejal, Alberto Capriroli quien tiene a su esposa en el Patronato de Liberados y a su hija en el Registro de las Personas local. Sigamos. Hasta diciembre, el secretario del HCD fue Juan Gagliano, hijo del presidente del PJ local, cargo acordado con el hoy ex concejal Horacio Delgado. Y hablando de HD, cuando fue intendente aprovechó a nombrar a su por entonces esposa, la ex concejal Mariana Pianetti, como Secretaria de Desarrollo Social durante los pocos meses que fortuitamente le tocó sentarse en el sillón de West. Según nos comentaron fuentes confiables, también tendría a una sobrina nombrada en la Cámara de Diputados de la Provincia, que hoy buscarían trasladarla, casi con desesperación, al Hospital de 9 de Julio, pero el Ministerio de Salud se estaría negando a darle lugar a una persona ajena a las necesidades médicas.

                 Walter Battisttella nombró a su señora, que era empleada municipal con años de carrera, en un cargo en la Secretaría de Salud durante el último tiempo de su gestión. Su hija Carolina es, hasta hoy, secretaria del diputado provincial Jorge Silvestre en La Plata. La hija de la pareja del diputado Silvestre es empleada municipal y trabaja en el Registro de las Personas.

                Y así podemos seguir. ¿Es un delito? No. ¿Es ético? Tampoco.   

                Como sea. Lo concreto es que hoy es al Intendente  Barroso a quien le toca decidir sobre un tema histórico. Poner un mojón y dar el ejemplo. Hay cosas que vienen con el cargo. Liderazgo, ejemplo y decisión son algunas de las básicas. No se puede vivir metiendo la cabeza en la tierra como el avestruz con cada problema y prenderle velas a  San Julio Grondona mientras se reza el “Todo Pasa”. Y mucho menos aun salir oliendo a rosas. En este tema y en muchos otros. Dar la cara y  decidir, la diferencia entre quedar en la historia o en el olvido.

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