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viernes, 19 abril, 2024

Lo que dejó Madrid

La superfinal europea de la Copa Libertadores no solo dejó a RiverPlatecampeón. Varios puntos para analizar. Y la mirada de nuevejulienses en el Bernabéu.

 

(Por  Juan Manuel Jara)

 

            Madrid dejó varias cosas. Deportivamente, ya se sabe, un campeónhistórico: River Plate, que escribió unapágina nueva, puso un mojón, en el mano a mano frente a su eterno rival, Boca Juniors. Los xeneizes tocados y hundidos, podrán recurrir a hechos pasados para tratar de minimizar lo imposible: en un año con 5 superclásicos, dos de ellos finales, perdieron todos. Incluido el de este último domingo, el más importante por definir el torneo continental, el que era subir la vara, el bonus, el pasaje en Primera al Olimpo futbolero. Y fue para River. Eso también dejó Madrid, gloria eterna para unos, largo viaje a casa con la frente marchita para otros.

            Organizativamente, Madrid dejó un espectáculo impecable. Alertados, claro, por los tristemente inolvidables incidentes en Núñez, la seguridad fue la de siempre, la que debería ser en todo país que se precie mínimamente de serio, la correcta. Un estadio Santiago Bernabéu que no estaba colmado (60 mil espectadores, unos 20 mil menos que su capacidad máxima), recibió a simpatizantes de ambos equipos quevieron el partido en paz, civilizadamente, como en cualquier otro país del mundo…menos en Argentina, el único en donde no hay público visitante.

            Madrid dejóvivencias. Hubo nuevejulienses en el Bernabéu, y uno de ellos,Agustín Caceras, entrevistado en el programa Un Plan Perfecto (FM Forty), comentó que “parece que el argentino se toma un avión, cambia el chip cuando está en el exterior y se comporta tan decorosamente que hasta puede disfrutar de un partido de futbol como si estuviese en un teatro.No haber podido realizar una fiesta (el partido) que es argentina, llevarla a Europa y vivirla como seres normales, con banderazo incluido, desconcentración pacifica, ver la amabilidad entre los simpatizantes de ambos equipos, con cargadas claro pero sin ningún incidente,  deja mucho para pensar. Es una pena que hayamos tenido que ir a otro lugar”.

            Madrid también dejó imágenes que no estamos acostumbrados a ver en nuestros campos de juego. Jugadores comportándose como rivales, no como enemigos mortales. Bastó ver los saludos y consuelos de los ganadores a los vencidos, el presidente de River charlando con el técnico de Boca en el campo de juego. Ninguna bravuconada tribunera de guapos con tatuajes cool. Hubo una, la sacada de lengua de DaríoBenedetto que tuvo y tendrá que acarrear por mucho tiempo su cruz digital en forma de memes en la red. Una derrapada más de alguien que alabó la figura del barrabrava Rafael Di Zeo. Salvo eso, el resto fue para aplaudir, como debería ser en un país normal en donde el futbol no es vida o muerte. Uno gana y festeja. El otro pierde y se la banca. La pregunta que surge: ¿porque no hacen lo mismo en casa? Bienvenidas sean estas actitudes. Esto también dejó Madrid.

            Madrid le dejó una gran experiencia laboral a otro nuevejuliense, Santiago Graziolo, productor de Fox Sports, que fue cabeza de playa de la cadena televisiva para organizar toda la transmisión del encuentro. No solo resaltó la organización sino el celo puesto en la seguridad, tanto que ni siquiera un ex jugador de River recientemente transferido al futbol alemán, el lateral uruguayo Marcelo Saracchi, pudo ingresar a festejar con sus ex compañeros al campo de juego. Ni los pedidos tanto del vicepresidente riverplatense Britos, como del manager Enzo Francescoli y del mismo capitán Leonardo Ponzio pudieron doblegar las reglas de la seguridad y Saracchi tuvo que festejar con sus compañeros desde la primera fila de la grada del Bernabéu.

            Cacerasagregó que “había cuatro vallas para entrar: la entrada al estadio, la que accedías con la entrada, la del cacheo y la entrada a las tribunas, con cacheo, todo con normalidad, y de nuevo la pregunta: ¿por qué no lo podemos hacer asíallá?”

            Madrid dejó en claro lo lejos que estamos de ser capaces de organizar un partido de estas características, el más importante que tiene el futbol argentino que ademásdefinía el torneo continental sudamericano y que tuvo que disputarse en la Madre Patria. El campeón de América se consagró en Europa. Ironía histórica. Todo vuelve.

            Madrid dejó una dirigencia futbolera sudamericana expuesta en su ineptitud, ansias de negocios y poco respeto por el espectador. Claro que en la premiación a los campeones todos estaban como estadistas de fuste con sus rostros sonrientes y trajes de corte europeo, claro. Postal actualizada del dicho “por más que la mona se vista de seda, mona queda”.

            Madrid dejó sabores. Dulce para los campeones. Amargo para los derrotados. Y agridulce para casi todos por la mudanza  europea de un partido tan sudamericano, por los motivos, el contexto, y la mala imagen que dejamos frente al mundo. Bien lo escribió Martín Caparrós en un artículo para el New York Times: “Pensamos que, esta vez, nos iba a servir para demostrar que somos capaces de hacer algo bien, y demostramos lo contrario: no conseguimos organizar siquiera dos partidos de fútbol. En un país donde sigue habiendo un tercio de pobres, 45 por ciento de inflación anual, cada vez menos educación, cada vez menos esperanzas, este partido parecía la ocasión de mostrar otra cosa. No pudieron”.

                Así que la próxima vez intentemos hacer las cosas como las hace el 98 por ciento del mundo. Si no, habrá que volver a Madrid.

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