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jueves, 28 marzo, 2024

La Argentina es el tercer país productor de frutillas de Sudamérica

Con aproximadamente 1.300 hectáreas y una producción de alrededor de 45.500 toneladas. Las provincias con una importante superficie y producción de frutilla son Santa Fe, Tucumán, Buenos Aires, Jujuy y Corrientes.

La frutilla es valorada por su aroma característico, su color rojo intenso, su textura jugosa y su sabor dulce. Es una excelente fuente de vitamina C y manganeso, y con muy pocas calorías.

Las provincias con una importante superficie y producción de frutilla son Santa Fe, Tucumán, Buenos Aires, Jujuy y Corrientes; las tres primeras representan alrededor del 70% de la producción total del país. Aproximadamente, 60% de la fruta se consume fresca y el 40% se procesa.

En el mercado global la exigencia por parte de los consumidores en la calidad del producto ha incrementado debido al aumento de la información, la variedad y ofertas.

En nuestro país, hay una excelente calidad de frutillas con atributos y cualidades propias de las condiciones agroecológicas, las prácticas de producción y los sistemas de aseguramiento de su calidad. Por ello, es necesario contar con sistemas eficaces de gestión e identificación para que conserven efectivamente los atributos diferenciadores de valor.

Es un requisito esencial cumplir con un protocolo de calidad para la obtención del mismo, como así también, brindar garantía de que los productos han sido producidos y/o elaborados de conformidad a las características específicas y/o las condiciones especialmente establecidas.

Los requisitos generales de calidad son que estén bien desarrolladas, firmes y formadas; limpias, frescas y sanas; que no tengan olores y/o sabores extraños; que posean el color característico de la variedad; que estén en un estado de madurez apropiado según el color, contenido de azúcares y consistencia; libre de manchas, lesiones o heridas; libre de machucamiento; sin podredumbre; provistos de su cáliz y pedúnculo verdes no desecados; excepto para frutilla congelada que debe estar desprovista de cáliz y pedúnculo; aspecto brillante; jugosa, aromática y de sabor característico.

Durante la etapa de poscosecha la producción se debe cumplir con las buenas prácticas de manufactura y la implementación del Sistema de Análisis de Peligros y Puntos Críticos de Control (HACCP), según corresponda.

Las empresas deben cumplir con un sistema de trazabilidad que contemple toda la información y registros que permitan un seguimiento completo de las frutillas desde su lugar de producción hasta el punto de comercialización del producto final.

Asimismo, deberán presentar documentación informando la periodicidad de los análisis y fundamentar el método de muestreo utilizado. En todos los casos se utilizarán técnicas oficiales reconocidas y los análisis deberán realizarse por laboratorios que formen parte de redes oficiales.

Según datos suministrados por el sistema de consulta de comercio exterior de bienes proporcionado por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos de la República Argentina (Indec), durante el 2018 hasta la actualidad han sido exportadas 738.344.21 kilogramos por un monto FOB en u$s de 1.708.581.00.

El Senasa interviene en la cadena agroalimentaria para poder cumplir con todas las exigencias de los mercados que demandan la frutilla argentina. De esta forma países como Brasil, Estados Unidos y Canadá disfrutan del deleite de tenerlas en su plato.

Poscosecha de frutillas: ¿quién controla lo que importamos?

La importación de plantas de frutilla que ingresan a los viveros nacionales y luego abastecen el mercado interno o tienen como destino la exportación es regulada por el Senasa.

El Organismo es el encargado de establecer requisitos fitosanitarios certificados por el país exportador efectuando inspecciones del material en los puntos de ingreso al país, realizando análisis de laboratorio y controlando los materiales importados mediante una cuarentena posentrada.

De esta forma, el sector productor tiene a disposición la posibilidad de importar las variedades que demanda el mercado con las garantías fitosanitarias que le brinda el Senasa.

Asimismo, nuestro organismo zoofitosanitario le exige a los viveristas estar inscriptos en el Registro Nacional Fitosanitario de Operadores de Material de Propagación, Micropropagación y/o Multiplicación Vegetal (RENFO), cuyo objetivo es también minimizar los riesgos de ingreso de plagas cuarentenarias y la proliferación y dispersión de plagas no cuarentenarias reglamentadas y/o de plagas con impacto económico inaceptable.

Por último, para que el tránsito federal de las frutillas tenga un respaldo sanitario debe ir acompañado del Documento de Tránsito Vegetal (DTV), certificado sanitario que acompaña a cada carga de origen vegetal en su traslado, y detalla las características, origen, destino y uso que se le dará al producto.

Todas estas acciones cuidan la calidad del riquísimo sabor de frutillas que combinamos en postres, tortas e incluso podemos consumirlas directamente por su frescura.

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