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jueves, 18 abril, 2024

CAMPEÓN A LOS TIROS

José Scardino se trajo de Córdoba el título de Campeón Argentino de Tiro a la Hélice. Ochocientos kilómetros, varios cartuchos y la preciada copa. Una historia que merece ser contada.

(Por  Juan Manuel Jara)

               

                Está contento y se le nota. Lo que logró no es cosa de todos los días. Ser campeón argentino de tiro a la hélice por segunda vez en la vida es un privilegio que José “Tano” Scardino  puede exhibir con el pecho inflado. Lo encontramos recién llegado de Colonia Caroya, Córdoba, de donde se trajo la copa, el título y algún que otro salame y chorizo. Cansado por la tensión de cuatro días a los tiros, en una disciplina en la que un disparo errado es el boleto de vuelta al hogar, el “Tano” se presta a la charla. Es la segunda vez que logra este título. La anterior había sido en 2006 pero, como él dice “uno nunca se acostumbra, siempre quiere más”.

                SEMANARIO EXTRA: ¿Cómo fue la competencia?

                JOSE SCARDINO: Larga. Cuatro días de tiro, a 800 kilómetros de casa. Había que meter la serie con un clima ventoso y mucho calor. Tenía que estar muy concentrado. Y en eso le agradezco al “Papu” (su hijo profesor de tenis en San Martín) que me dió unos consejos en ese tema.  Porque acá vos sabes que errás un tiro y te volvés,  o en este caso, te quedabas comiendo algún salame ahí en Colonia Caroya. Pero había que estar muy concentrado. Yo siempre tiro de manera automática. Además, acá pasás de rey a  mendigo en un “pum-pum”. Y  también la presión de los premios, había 888.000 pesos, así que en cada tiro era mucho lo que iba o lo que se quedaba. Pero los años que llevo tirando me dieron la ventaja de estar tranquilo y concentrado.

                SE: ¿Cuántos competidores participaron?

                JS: Poco más de quinientos. Cuatrocientos ochenta tirábamos por el Campeonato Argentino, más unos sesenta que iban por el premio del día, que eran unos 300 mil pesos.

                SE: ¿Cómo fue el viaje de vuelta?

                JS: Con una alegría bárbara. Siempre los viajes de vuelta son largos, porque si erraste o ganaste igual querés llegar lo antes posible. Muchos kilómetros, con lluvia y tránsito. Pero contento y con el apoyo de la familia.

                Este logro tiene un sabor especial para el “Tano”. En un momento especial del  tiro en 9 de Julio. “No es fácil ganar un campeonato argentino”, explica José, “a los 58 años, frente a otros competidores que tiran entre 100 y 200 hélices diarias para practicar  y nosotros, que en este momento tenemos el club cerrado. El Intendente (Barroso)  nos está ayudando muchísimo para poder reabrir el club mientras se arma la nueva Comisión Directiva. Hicimos las cosas como corresponde. Terminé mi mandato (como presidente de la institución), no había CD formada, entonces cerramos el club hasta que esté la nueva. Barroso nos agiliza parte de la papelería. Acá somos un puñadito de tiradores y vamos a los torneos a competir frente a otros que viven del tiro. La diferencia es mucha”.

                SE: ¿Que significa ser campeón argentino?

                JS: Mucha pasión. Y seguir insistiendo. Todos los días a mi me veían en los boxes “tocando” la culata (regularla), para arriba, para abajo. Me complicó muchísimo cuando perdí la primera falange del dedo índice derecho que es justo con el que apreto el gatillo. Pero sabía que siempre estuve a nivel competitivo de todo. No practico siempre, porque no vivo de esto, y con ese poquito, cuando voy a los tiros, trato de sacarle el mayor provecho a esa experiencia. Así fue como en el 98 salí campeón nacional y 2006 campeón argentino por primera vez.

                SE: ¿Cómo son estos torneos?

                JS: Son competencias largas, muy estresantes. Los nervios te van desgastando y eso lo tenés que manejar. Todo competidor tiene que estar bien atento. Tirás 10 hélices, y tenés que esperar si te llaman porque alguno erró y como dije, acá errás una y te volvés.

                El último día, al “Tano” le tocó tirar entre los seis primeros. Buen clima, sol, algo ventoso.”Las hélices estaban bajas y había que manejar la ansiedad y la presión. Por suerte me fue bien”, recuerda ya con una sonrisa relajada.

                SE: Esa final, ¿cuántos la disputaron?

                JS: Entramos treinta y cinco. Tiramos veinte hélices. Quedamos cuatro. Después, se levantó mas viento y definimos en la cancha 1, la peor, porque ahí está el podio, la gente.

                SE: Contame la definición.

                JS: Tiré ocho hélices, erré la octava, que fue una que salió baja y no la agarraba ni “McGyver”. Era una errable. Yo dije “listo”. El otro competidor,  de la Pampa, tuvo todo para ganar, pero los nervios pudieron más, la pedana lo mató, lo consumió. Tiró bien y cuando iba a tirar la ocho, se puso “encima” (apuntó) a la trampa 5 pero la hélice salió de la 1 y lo sorprendió. Disparó las dos veces pero ya era tarde. Y ahí me felicitó y me dijo: “Tano, la verdad que nos ganaste con la experiencia. Me comió la pedana”.

                Ansioso y feliz, claro, tira términos propios de la disciplina. La pedana es la plataforma desde donde se efectúan los disparos. Ese “caminito” en el cual el tirador recorre para posicionarse. Recorrerla, para muchos, es como el futbolista que va desde la mitad del campo de juego hacia el punto penal para definir una final. “En ese camino sos vos y la escopeta. No hay azar”, sentencia el campeón.

                La tensión de la final, dio lugar a la alegría, las felicitaciones y el reconocimiento. “Me llamaron de todo el país, y es lindo porque la gente te reconoce lo que sos”, cuenta con una emoción indisimulable, “Todos tiramos por lo mismo. Me conocen como obro en la pedana. Y me dijeron que no solo como tirador sino como persona era  la alegría por el campeonato obtenido”.

                Ya de vuelta en el 9, hubo un buen asado en el quincho del club que se abrió especialmente para honrar al “Tano” campeón. A punto de cumplir 58 “cartuchos”, José logró algo que él mismo reconoce que no es cosa de todos los días: “Es un deporte no muy conocido, y es muy difícil salir campeón. Los viajes son largos, los costos altos. Hay que dejar cosas de lado. Hace cinco años que no me voy de vacaciones por el tiro y ahí está la familia, apoyando siempre”.

                La fosa de su taller y la pedana tendrán que esperar. Será momento de regalarse ese preciado tiempo con sus seres queridos. Eso sí, con el título de campeón argentino de tiro a la hélice bajo el brazo. Nadie se lo saca, ni siquiera a los tiros.

 

 

 

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